Me conozco y me valoro (autoconocimiento, autoestima, amor propio).
Tengo relaciones valiosas y significativas y una red de apoyo (padres, familia, amigos, pareja).
Experimento emociones positivas como – alegría, entusiasmo y serenidad – en la cotidianidad.
Tengo un sentido de vida, que se ve reflejado en metas y propósitos.
Soy agradecido y apreciativo; veo el lado bueno de las cosas.
Sé gestionar emociones negativas como el estrés, la ansiedad, el miedo o la ira.