Queridas familias,
Hoy alguno de sus hijos me preguntó en qué día del programa vamos y me sorprendió mucho caer en cuenta que ya vamos por la mitad de esta aventura. Por un lado, se siente como si hubiéramos llegado ayer porque hemos pasado tan rico y nuestros días han estado tan llenos de actividades, que el tiempo se ha pasado muy rápido. Pero también hay momentos en los que se siente como si lleváramos una eternidad pues me parece mentira ver el proceso de crecimiento que han tenido sus hijos y pensar que todo eso lo hayan aprendido en sólo 9 días de viaje.
Los veo muy establecidos en la rutina del campamento, más responsables del manejo de su tiempo, más organizados con sus pertenencias, y ayudándose unos a otros para cumplir con los acuerdos que hemos establecido como grupo. Los veo hablando en inglés con mucha más fluidez, absorbiendo como esponjas nuevas palabras y teniendo conversaciones cada vez más complejas con los instructores y con nosotras.
Ayer estuvimos escalando lo que se llama el “vertical playground” en donde tenían que escalar por una suerte de pista de obstáculos verticales. Al igual que el día que hicimos el muro de escalada, me pareció muy valioso ver cómo todos están dispuestos a intentar cosas nuevas y no dejarse vencer por los miedos, pero también saben identificar sus límites y decir “hasta aquí llego yo”, sin que eso signifique que son menos capaces que los demás, o que sus logros son menos valiosos.
Hoy tuvimos nuestro simulacro de la expedición de canoa, así que estuvimos por fuera del campamento todo el día. Después del desayuno alistamos el equipo y la comida y zarpamos en nuestras 7 canoas en búsqueda de un campamento en el que pudiéramos cocinar nuestro almuerzo y aprender cómo funciona la logística de la vida al aire libre. Algunos ayudaron a recoger leña para la fogata, otros armaron la carpa anti-mosquitos en la que pudimos almorzar libres de bichos, y otros ayudaron a cortar las verduras y a cocinar.
También ha sido lindo verlos interactuar y ampliar sus círculos de amistad a medida que se van conociendo mejor y que van descubriendo cosas de sí mismos y de los demás. Como se imaginarán, ha habido momentos de tensión, discusiones y algunas peleas, pero en general la convivencia ha estado muy bien y se siente una intención genuina por parte de todos, de cuidar el bienestar de los demás.
Por mi lado, les cuento que aunque hay momentos en los que me siento cansada y que me gustaría teletransportarme a mi casa, hay una motivación más fuerte que me ayuda a pararme de la cama todas las mañanas, y esa motivación son sus hijos. Ellos me recargan de energía todos los días a través de sus preguntas, sus sonrisas y sus abrazos, y con esa manera tan auténtica en la que se dejan sorprender por el mundo que los rodea.
Les mando un saludo muy especial y muy lleno de la misma energía bonita y reparadora con la que sus hijos me recargan a mí todos los días. Los dejo con un corto mensaje de Valen y Sebas:
Hola, somos Valentina y Sebastián. Los últimos días hemos estado en el campamento. Primero fuimos a escalar una pared y eso nos va a ayudar en el viaje de canoa. Los niños cuando llegaron se dieron cuenta de que no hay espejos en el campamento. Los niños se fijaron en la cantidad de mosquitos insoportables. Hemos aprendido muchas cosas, entre ellas a jugar volley, a remar y a ayudar a los otros. Nos voltearon la canoa y todas las mañanas saltamos al lago que está muy frío.